Antes o después, todos tenemos que plantearnos la opción de cambiar el sofá o, al menos, tapizarlo. Llegado este momento, es importante saber escoger bien todos los aspectos para que el sofá se adapte a nuestras necesidades y gustos. La comodidad, el tamaño o el diseño son puntos a valorar, pero también lo es el tipo de tela que debemos escoger.
Existen diferentes tipos de tela a la hora de elegir un sofá. Es importante valorar algunos puntos como cuánto tiempo de media al día utilizas el sofá, si tienes mascotas o niños que puedan dañarlo, si buscas más la comodidad o que haga lucir bien el salón, etc. Una vez contestadas todas esas preguntas, es momento de elegir este mueble de la casa.
Los 2 tipos de sofá principales que podemos escoger
Como ya hemos comentado en párrafos anteriores, hay que valorar bien nuestras necesidades. Hay 5 características del sofá que van a variar de forma importante en la elección del material: La resistencia, la calidad, la textura, la limpieza y la estética. En función de si queremos más un aspecto que otro, podemos elegir entre los diferentes materiales:
- Sofás de piel o de cuero: Cuanto más gruesa sea la piel, mayor será la calidad y la resistencia, teniendo mucha más fortaleza contra desgarros e impactos a mayor grosor. Este tipo de mueble se adapta a cualquier estilo de salón, ya sea moderno o clásico, ofreciendo siempre una clase que no dan el resto de materiales. Como punto negativo, podemos decir que con niños no es muy recomendable, ya que las manchas pueden ser difíciles de quitar.
- Sofás de tela: Son los más comunes y los más demandados dentro del mercado. Las principales ventajas que podemos destacar son su precio ajustado y la facilidad que tienen para el lavado. Dentro de esta clase de sofás podemos diferenciar entre sofás de lino, con un toque clásico, y los sofás de algodón, que se adaptan a cualquier ambiente y estilo de vivienda.
