Dormir entre 7 y 8 horas es lo más recomendable para obtener el descanso necesario con el que afrontar el día a día. Aproximadamente el 5% de ellas, se corresponde con la fase de adormecimiento, la mitad al sueño superficial y el 20-25% al sueño profundo.
Con la edad, estos porcentajes experimentan algunos cambios y en personas de edad más avanzada, el sueño es más liviano y aparecen más episodios de despertares nocturnos, disminuyendo el sueño profundo.
Desigualdad entre hombres y mujeres
Desgraciadamente, las mujeres son dos veces más propensas a padecer este tipo de alteraciones que los hombres. Si hablamos de menopausia, existen dos trastornos del sueño que tiene n una relevancia sustancial: el insomnio y la apnea del sueño.
el insomnio es el trastorno más general y significativo de la menopausia. Estudios de Arizona, han demostrado que mientras que otros sentimos de dicha etapa pueden ser variables, el insomnio es la excepción, ya que es constante independientemente de cuándo se ha tenido su último período menstrual.
En cuanto a los motivos, existen los síntomas vasomotores, donde un 50-70% de las mujeres experimenta sofocos y calores durante la noche en el momento de transición menopausia. Se asocian con el hecho de que la aparición de los estrógenos ha disminuido. Además, el estrés, la depresión o la ansiedad, también aparecen durante este período y dificultan la calidad del sueño. Por otro lado, podemos destacar algunos tipos de insomnio, teniendo en cuenta su naturaleza.
En primer lugar, destaca el de conciliación, con una dificultad importante de dormir. En el de mantenimiento se producen despertares durante la etapa del sueño. El despertar precoz es el que se produce dos horas antes de levantarse y el sueño de maña calidad es cuando la mujer duerme una cantidad de horas normal, pero el sueño no es del todo reparador.
¿Cuál es el tratamiento?
En primer lugar, hay que destacar aquellas medidas que no resultan farmacológicas. Es decir, aportar información sobre el sueño al paciente y cuáles son sus trastornos a medida que avanza la edad. Por otro lado, explicar cuáles son las que se deben tomar para no tener problemas al conciliar el sueño, tales como suprimir la cafeína, el tabaco o el alcohol. Por otra parte, es importante informar sobre la importancia de realizar ejercicio físico y evitar cenas pesadas que dificulten el sueño.
Por otro lado, hay que destacar las medidas farmacológicas, o sea, terapia hormonal sustitutiva, melanina y farma hipnóticos. En el caso de la apnea del sueño se exige otro tipo de tratamiento. Se trata de un conjunto de episodios de cese de la respiración durante la etapa del sueño, con una duración de unos 10 segundos de media. Esto se debe a la relajación de los músculos de la garganta, que provoca una obstrucción del paso del aire y así, causa ronquidos más intensos y una respiración difícil. En este caso, es más frecuente en los hombres, aunque durante la menopausia las mujeres también pueden experimentarlos. en cuanto a su tratamiento, es necesario adoptar algunas medidas.
En primer lugar, el adelgazamiento de la persona que lo padece, en caso de que sea necesario. Por otro lado, reducir el tabaco y excitantes o directamente, suprimirlos. Por otra parte, es importante no acostarse boca arriba, escogiendo una postura más adecuada como la de estar de lado.
Lo más importante, es que nuestro médico nos realice un diagnóstico que nos indique cuáles son las causas y qué tipo de circunstancias provocan que no conciliemos el sueño adecuadamente. Descansar es fundamental en el ser humano, así que si estás experimentando este tipo de episodios, acude al médico para atajar el problema lo antes posible.