La siesta es una de las tradiciones más arraigadas para muchos ciudadanos. Tras una buena comida copiosa es muy importante saber reposarla durmiendo como máximo 30 minutos para poder afrontar el resto del día.
Con la televisión o la tablet de fondo, cantidad de personas se quedan dormidas en el sofá y muchos reconocen que es uno de los placeres del día. Los más peques de la casa para que no molesten durante este momento, hacen también la siesta y, a veces, en compañía de los padres. Dormir con un bebé, puede ser muy peligroso y es una práctica que debe evitarse.
Recientemente se ha informado a través de una asociación sin ánimo de lucro, de que este hábito puede hacer que exista hasta 50 veces más riesgo de muerte súbita. Según los diarios ingleses, una de cada seis muertes de bebés en los últimos años ha sido por esta causa y sucedía cuando el bebé dormía sobre el pecho de uno de los padres, sentados en el sofá.
Es inevitable alertar a la población de que esta práctica es muy peligrosa, a menos que exista otro mayor en el sofá que no se quede dormido por si surgiese algún imprevisto. Además, estudios anteriores, arrojaron que el riesgo de muerte por esta causa en el sofá era 18 veces mayor que en otras ocasiones. Para el estudio se analizaron los datos de 400 bebés.
Un informe realizado por UNICEF recomienda una serie de pautas para que sean los propios padres quienes decidan si dormir con ello o no. Algunas de las advertencias son las siguientes:
Mantener al bebé alejado de cojines y de almohadas, asegurarse de que no pueda caerse ni colarse por ningún hueco del sofá, que la ropa de sofá no cubra la cara del bebé por peligro de asfixia, no dejar al bebé solo puesto que puede adquirir una postura peligrosa, no compartir sofá o cama con un bebé que haya sido prematuro, si hay alguien fumador en la habitación no dejes que duerma allí y, sobre todo, no duermas con un bebé si has ingerido alcohol o drogas.
Por lo tanto, lo más peligroso es dormirse con el bebé en el sofá, es importante mantenerse siempre alerta por lo que pudiese surgir y, sobre todo, darnos cuenta de que el peligro puede evitarse si nosotros permanecemos atentos.